Por años intenté negar la existencia de mi lado más inestable y tóxico, ese que se alimentaba de mis traumas y me llevaba a estados de bloqueo, rabia contenida y comportamientos narcisistas y dañinos que muchas veces ni siquiera notaba.
Anhelaba tanto proyectar una imagen de persona cuerda y equilibrada, que reprimí con fuerza esas partes oscuras de mi ser. Pero entre más las negaba, más se rebelaban, apoderándose de mí en mis peores momentos.
Hasta que comprendí que no podía seguir huyendo. Que si quería sanar de verdad, tenía que encarar esos demonios cara a cara. Reconocerlos, abrazarlos incluso, para poder domar su fuerza destructiva.
No ha sido nada fácil, les puedo asegurar. Convivir con mis lados más tóxicos y disfuncionales es una batalla constante. Una vez creí haber domado a la bestia, pero luego resurgía con más furia.
Sin embargo, cada episodio oscuro me ha enseñado lecciones invaluables sobre mí misma. He aprendido a identificar esas "banderas rojas", esos primeros indicios de que mi toxicidad está a punto de desatarse.
Es un camino arduo, lleno de tropiezos y recaídas. Pero con persistencia y autoconocimiento, he logrado avances. Ya no me avergüenzo de esos lados más sombríos, sino que los observo con compasión, consciente de que nacieron de experiencias muy reales y dolorosas.
Poco a poco, voy domesticando esas conductas tóxicas que una vez creí indomables. Transformándolas en fuentes de sabiduría y renacimiento, en lugar de permitirles que me consuman una vez más.
Porque eso es precisamente lo que intenté hacer antes: reprimir, esconder, disociar. Pero separar lo "bueno" de lo "malo" dentro de uno mismo es imposible. Al final, terminamos explotando por la presión acumulada.
Así que los invito a que abramos los ojos de par en par. A que nos quitemos esas máscaras y caretas para encarar nuestros lados más vulnerables y atemorizantes. Solo entonces lograremos domar esas conductas tóxicas, esas manifestaciones de nuestros traumas más profundos.
No más negación, no más huidas. Mirémonos en los ojos de nuestro reflejo más crudo y confrontémoslo con amor, paciencia y determinación. Domestico esas bestias día a día y aunque la lucha nunca termina, al menos ya no me controlan por completo.
Es un viaje de autodescubrimiento, autoaceptación y perdón hacia uno mismo. Si tu estas en esta busqueda de lo real, te hago una pregunta ¿Te animaa a emprenderlo conmigo?
Si es asi, toma una sesión de una hora para mostrarte lo que no puedes ver.
👇👇👇
LEE MÁS CONTENIDO NUESTRO:
Donde Encontrarnos:
Acerca de Nosotros:
JoséJavier y Natie, una pareja proveniente de Ecuador, se han establecido en la Riviera Maya desde 2017, donde lideran un negocio espiritual como mentores vibracionales. Su enfoque radica en inspirar a otros a seguir sus sueños y mejorar sus mentalidades. A través de su dinamismo y pasión por vivir, enseñan a transformar vidas y fomentar la prosperidad, convirtiéndose en una pareja ejemplar como padres, maestros y guías espirituales.