Durante mucho tiempo, viví con la constante sensación de culpa. Sentía que todo lo malo que ocurría a mi alrededor era mi responsabilidad. Nos enfrentábamos a dificultades económicas, y yo creía ser el culpable por no generar suficiente dinero, por acumular deudas en mi tarjeta de crédito (deuda que era para aguantar el mes). Si mi pareja estaba triste, yo era el responsable por no poder hacerla feliz. La culpa llegó a su punto más bajo cuando incluso llegué a pensar que la malformación de nuestra hija era un castigo divino por ser una mala persona. Me sentía responsable de la frustración de mi esposa, de que ella tuviera que trabajar, de sentirme una carga, de su nulo deseo sexual (es porque soy inmerecedor, feo, gordo, por no poder proveer, etc.), de sus problemas en el trabajo y de cada pequeño inconveniente que surgía en nuestra vida cotidiana.
Este sentimiento de culpa no surgió de la nada. Era un patrón que se repetía en mi familia. Católicos adictos a la culpa, mi madre siempre cargaba con una pesada cruz emocional en donde siempre éramos inmerecedores de todo para el Señor, es que todo lo malo era valido para ofrecerle al señor, mi dolor, mi sacrificio, mi enfermedad, mis problemas osea todo lo malo el lo va a tomar como bueno... algo que recuerdo de mi vida es la oración de los alimentos que recé por décadas y que no pude cuestionarme en el pasado “Agradecemos, Señor, por estos alimentos que recibimos inmerecidamente” y, déjenme decirles, había devoción en esos rezos. Por el otro lado, mi padre, en lugar de enfrentar sus problemas internos, los externalizaba, llegando al punto de somatizar su dolor al extremo. La fibromialgia, una enfermedad conocida por manifestar dolores físicos a partir de emociones reprimidas, fue su diagnóstico. Esto ilustra cómo lo que enterramos en nuestro inconsciente eventualmente encuentra una manera de salir a la superficie… mi papá igual que yo… o más bien dicho, yo que imité de él un patrón de sumiso culpable… dominado por la culpa, y mi madre que dominaba haciendo sentir culpable para tener control.
En mi caso, la religión católica que viví influenció estos sentimientos de culpa. Se nos enseñaba a pedir perdón constantemente por nuestras ofensas, inculcando una sensación perpetua de indignidad. Tenía una constante necesidad de disculparme por todo, desde cruzarme con alguien, abrir una puerta, pedir la palabra, hasta para arrancar una simple frase… Ejemplo: “No concuerdo con eso…”, en el pasado lo decía así: “Perdón, no concuerdo con eso.” Ese pequeño perdón siempre te hace menos, solo que no lo sabes, ejemplo: No es lo mismo decirle a tu pareja con una cara de emoción te tengo ganas a estar con cara de indigno y decir perdón te tengo ganas en el área sexual, y así por todo hasta “perdón, me siento enfermo”, “perdón, ¿me ayudas?”, “disculpa, ¿dónde queda esto?” En un restaurante es “perdón” o “disculpa, ¿me puedes atender?”, perdóname por todo.
ASI NO PROVOCAS MÁS QUE PENA, NADA PROVOCADOR, NI EMOCIONANTE - PEDIR SEXO POR PENA.
La verdad es que, si pasas toda la vida sintiéndote indigno, le empiezas a encontrar una gracia malsana al punto de pedir perdón por sentirte bien, por ser uno, por sonreír, por hacer sentir a alguien incómodo porque tú te sientes mejor. Es como cuando ingresas a una canversación donde alguien esta triste porque vivio alge triste y tú DEBES estar triste y DEBES mostrarte triste. La verdad es que este sistema tan usado tan a la ligera es una trampa psicológica que te atrapa en un ciclo interminable de autoincriminación.
Quiero que comprendas cómo este patrón de pensamiento afecta profundamente nuestras vidas. La culpa se convierte en una herramienta de control emocional, más efectiva que la violencia física. Nos somete a través de la pena, una forma de dominación silenciosa pero muy poderosa. En la cual mi certeza de que soy malo nubla la realidad y no puedes defender tu punto porque crees que no tienes la razón, incluso si la tuvieras. Cuando entiendes la Ley de Atracción y la escala emocional, sabes que la ira y el enojo son, en realidad, emociones de una vibración más alta que la culpa, lo que demuestra el inmenso poder de esta última para controlarnos. y por eso es que podemos distinguir a los lobos feroces (porque son agresivos) y verlos como malos, pero no podemos ver a los lobos disfrazados de oveja (los pensamientos de culpa) que están hechos para someterte en una vibración en la cual NUNCA podrás ser feliz, menos libre, porque nadie puede actuar en libertad y dicha con CULPA.
Si eres como yo era… el patrón es así: me siento bien, feliz… pero no podía hacerlo durar mucho tiempo, porque me venía la culpa y hasta sentía que era contra Dios sentirme bien por tanto tiempo, y decidía apagarme por voluntad propia. Además, pensaba, si soy muy feliz o libre, alguien siempre vendría a criticar, algo que no deja de suceder y que no parará de suceder porque no dejaremos de subir fotos de una vida increíble.
En las relaciones, la culpa puede ser un arma de manipulación. En las discusiones, es común sacar a relucir problemas del pasado para ganar una pelea. Esta táctica, aunque efectiva, perpetúa un ciclo de control y sumisión. En mi caso, yo era el sumiso, siempre listo para asumir la culpa, mientras que mi esposa, inconscientemente, jugaba el papel dominante, igual que la relación de mis padres.
El propósito de este artículo no es quemar a la Flaca (Sabes que te adoro), sino mostrarles de forma consciente cuánto puedes estar perdiendo en tu vida debido a la culpa y a no saber cómo la forma en que actúas en piloto automático te lleva a sentirte DIGNO o INDIGNO de tus DESEOS. Además, NO puedes asumir la responsabilidad plena de tu vida si te sientes indigno de ella.
Sentirse bien no debería generarte culpa, pero esta es la conspiración del ego: hacerte creer que no mereces todo lo que deseas. Que tiene que ser muy difícil y luchado para sentir que el resultado sabe MERECIDO. En el Universo no hay este tema de suerte, oportunidades, o privilegios ajenos, no hay un tiempo, no hay un MERECIDO O NO INMERECIDO (esta decisión es solo nuestra). La desarmonía es tu propia vibración y cambiar tu mentalidad es lo que debes cambiar para que tú puedas actuar y, por ende, vibrar en armonía con lo que DESEAS DE TI. Esto no se logra con péndulos, magnetos, piedras, planetas alineados, santos, decretos, ondas Gamma, o nada externo. Esto se gana gobernando tu propia mente (NO PUEDES CONTROLAR TU MENTE INTERNA DANDO PODER A ALGO EXTERNO QUE NO TIENE PODER SOBRE CÓMO PIENSAS ALLÁ ADENTRO, sería ILÓGICO). Y sabes, yo enseño a sacar músculo al CONSCIENTE, soy como un coach de gym, pero para el PENSAMIENTO que sabe cómo funciona la LEY DE ATRACCIÓN CONSCIENTE.
Si estas palabras resuenan contigo y te preguntas si la culpa puede estar afectando tu vida, y si afecta tu vida, te invito a escribirme. Te ayudaré a cuestionar tus creencias y a descubrir si esta programación de culpa está perjudicándote a ti y a los tuyos. Te prometo que recibirás una respuesta llena de respeto. Busca ayuda, no estás solo en esto. La vida puede, y debe ser, vivida sin las cadenas de la culpa.
JoséJavier 22 de Junio 2024
LEE MÁS CONTENIDO NUESTRO:
Donde Encontrarnos:
Acerca de Nosotros:
JoséJavier y Natie, una pareja proveniente de Ecuador, se han establecido en la Riviera Maya desde 2017, donde lideran un negocio espiritual como mentores vibracionales. Su enfoque radica en inspirar a otros a seguir sus sueños y mejorar sus mentalidades. A través de su dinamismo y pasión por vivir, enseñan a transformar vidas y fomentar la prosperidad, convirtiéndose en una pareja ejemplar como padres, maestros y guías espirituales.